Cada ciudad o pueblo tiene sus propias tradiciones y particularidades en las celebraciones de Semana Santa. Por ejemplo, en Andalucía, las procesiones son famosas por su fastuosidad y la participación masiva de la población. Sevilla, Málaga y Granada son conocidas por sus procesiones impresionantes y emotivas, que atraen a visitantes de todo el mundo. En otras regiones, como Castilla y León, las procesiones se caracterizan por su sobriedad y solemnidad, con una fuerte influencia medieval.
Los participantes en las procesiones, conocidos como «nazarenos», visten túnicas y capirotes de colores diferentes según la cofradía a la que pertenecen. Este atuendo peculiar tiene sus raíces en la penitencia y busca preservar el anonimato del penitente. Las procesiones también suelen ir acompañadas de música sacra, marchas procesionales y saetas, añadiendo un elemento artístico y emotivo a la experiencia.
La Semana Santa en España no es solo una celebración religiosa; también es una manifestación cultural que refleja la identidad y la historia de cada región. Aunque la esencia religiosa sigue siendo central, la Semana Santa ha evolucionado para convertirse en una fusión de lo sagrado y lo profano, atrayendo tanto a devotos como a curiosos.
Además, la Semana Santa es un periodo de tradiciones culinarias específicas, donde se degustan platos típicos como las torrijas y el bacalao, que añaden un componente gastronómico a la celebración. Por lo que es una experiencia única que combina fervor religioso, expresiones artísticas, tradiciones arraigadas y una participación activa de la comunidad.